miércoles, 27 de junio de 2012

Capitulo 26: Lo odio...



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-          ¿No necesitas ayuda?
-          No, no esta tan pesado como se ve
    Y eso era una completa mentira porque estaba literalmente arrastrando a Sebastián—que parecía pesar lo mismo que una ballena blanca—hasta la puerta de su casa.
   El seguía como inconsciente pero si movía las piernas. Aunque no me ayudaba mucho.
-          ¿Estás segura de esto?—pregunto de nuevo mi amiga
-          Si, ustedes váyanse. Gracias por la fiesta Edith
   Esta me sonrió y Eduardo me despidió con la mano.
   Los vi dar la vuelta en la esquina.
-          Sebastián—lo sacudí un poco al llegar a la puerta de su casa— ¡Sebastián!
   Muy apenas y abrió los ojos
-          ¿Tienes las lleves contigo?
   Señalo débilmente a su bolsillo y yo las agarre con mucho cuidado de no tocarle nada indebido. No quería despertar a su madre y hermana así que al abrir la puerta trate de ser lo más discreta que pude.
   Con la misma poca ayuda de su parte termine de subir las escaleras y llegamos a su habitación.
   Literalmente lo tire a la cama donde él ni acomodarse se dio el lujo pues a los segundos escuche su profunda respiración.
   Recargada en la puerta me puse a recorrer con la mirada aquel cuarto. La última vez que estuve aquí, no fue un bonito recuerdo.
   Mi mirada termino en el muchacho que yacía dormido en su cama
   Me acerque a él. Encendí el aire para que se enfriara solo un poco la habitación. La primavera ya estaba haciendo ver sus partes calurosas.
   Y cuando él se volteo boca arriba, aproveche para quitarle los zapatos, la sabana de abajo y arroparlo. Puse la almohada en posición correcta.
   Había un espacio donde me senté alado de su cabeza, y paso lo mismo que en la camioneta.  
   Me acosté a su lado, apoyando mi cabeza en el codo
   Y no lo pude evitar, lo volví a acariciar, como hace unos minutos en la camioneta. Era algo imposible de no hacer.
   Ahora sus labios si estaban rojos. Se veía aun más… angelical, muchísimo más guapo. No recuerdo la última vez que lo vi dormido.
   Me acerque lento, despacio. Mi nariz rozaba la suya, mientras sentía su respiración levemente en mis labios.
   Cuando de pronto suspiro y sentí el calor de su boca.
   Sentía un vacio en el pecho que sabía que solo se iba a llenar si le decía cuanto lo quería, y las ganas de desaparecer esos tres centímetros de distancia a sus labios.
   Sin embargo, de la misma manera en que me acerque a él…retrocedí.
   No podía, tenía que tener fuerza de voluntad. Aunque mi cuerpo pedía a gritos que llenara ese vacío; no podía
   Me daba igual Samanta, lo que me dijo hace una semana exactamente en esta habitación, y todos esos meses en que nuestra amistad casi se desintegra.
   Daba igual todo eso, porque no lo iba a besar, porque él no me quiere de la misma manera en que yo a él. Por eso razón, yo nunca me le iba a insinuar. Si lo hacía, la que iba a salir perdiendo soy yo porque de seguro me rechazara.
   Si él me rechazara, sería la primera vez en que me romperían el corazón, más de lo que ya lo tengo destrozado.
   Me retire, apagando la luz de la mesita de noche y dejándolo en completa obscuridad. Y salí despacio igual, dejando la llave en un lugar escondido de la ventana.



   Como acordamos hace un poco más de una semana. Al terminar la cuarta clase y comenzar el descanso, fui al estacionamiento a encontrarme con Borjas.
   Estaba recargado en el coche de Sebastián, con este alado de él.
   Ambos fumando un cigarrillo. Entorne los ojos
   Borjas me vio y me hizo raras y discretas señas que no sé como pero entendí, diciéndome que me fuera a la parte de atrás del coche. Al parecer su seña de silencio significaba que Sebastián no debía verme.
   Me escabullí hasta llegar a la parte trasera del coche rojo, donde los muchachos al parecen se encontraban plácidamente hablando sobre lo sucedido hace tres días
-          La hubieras visto, Borjas—comento Sebastián
-          Si lo hice, pero recuerda que tu lo provocaste
   Se encogió de hombros… no lo quería admitir el cabron
-          Pero después de que te fuiste, ¡Dios! Se estaba agasajando con uno, me dio tanta rabia, hermano
   Ahora Borjas se encogió de hombros
-          Te recuerdo que tu provocaste todo esto, no hay nada de lo que te puedas quejar, debiste controlar tu boca de animal la semana antepasada
-          Ya déjame, ¿estás conmigo o no?
-          Si quieres que te mienta, okey… estoy de tu parte
   Sebastián suspiro
-          Después de verla así me fui a otra parte y me puse lo más borracho que pude para quitarme esas imágenes de la cabeza. Ella en los brazos de otro.
-          A los que tu literalmente la lanzaste a ellos
   Sebastián le dedico una mirada tan fría a su amigo, sin embargo este no parecía arrepentido
-          ¿Cómo llegaste a casa entonces? No traías coche y—sonrió—dudo que caminaste todo ese tramo
-          Lo último que recuerdo fue quedarme dormido en la banqueta, tal vez alguien que me conocía. Pero sin duda fue una mujer
   Ahogue un grito, me tape la boca para que no se escuchara. Si me reconoció, que vergüenza.
   Tranquila, dijo que solo sabe que fue una mujer
   Mi corazón seguía acelerado por la posibilidad que si se haya dado cuenta de todo lo que hice
-          ¿No sabes quién?
-          Desearía, pero no. Amanecí hasta bien acomodado, con los zapatos afuera y todo—hubo una pausa—bueno, hay algo que si recuerdo
   No moví ni un dedo
-          Me gusto—dijo con un raro sentimiento
-          ¿Qué? ¿Qué te hayan arropado?—Borjas estallo en risas
-          Cállate, estúpido—le decía sonriendo—te lo digo bien. Fue una de las mejores sensaciones las que sentí en ese momento. No sé quien fue ni lo que hizo pero… algo me dice que fue maravilloso
-          No seas cursi, animal
   Sebastián tiro su cigarro y lo piso, saco su celular que vibro un poco
-          Me voy, quede con Samanta
   Pero si estábamos pisteando bien agusto mijo’
   Entorne los ojos. Justo decía que le gusto todo lo que hice y se va a largar con aquella
   Ironías de la vida
   Me levante y me recargue alado de su puerta
   Me vio y se quedo inexpresivo.
-          Estas en mi puerta
-          Lose
-          ¿Te podrías quitar?
-          ¿A dónde vas?
-          No te incumbe
-          Claro que si
-          ¿Por qué?
-          Porque terminando el descanso tenemos clase de valores. Yo quiero saber si estaré sola en esa clase
-          Tal vez, si no te mueves
-          ¿Iras con ella?
-          Tampoco te incumbe eso
   Baje la mirada. Estaba atravesando uno de esos momentos donde los celos balacean mi corazón, aparte de darme cuenta por sus respuestas que seguía enojado de ayer
-          Suerte—murmure mientras me separaba del coche
   Le camine hacia donde estaba Borjas, a unos metros de distancia ahora recargado en su carro con otro cigarrillo en la boca.
   No di ni dos pasos cuando me agarro la mano, deteniéndome
   Me detuve y al voltear en vez de mirarlo a él, mire a nuestras manos. Al darse cuenta lo malinterpreto y me la soltó rápido. Me moriría si no se la volvía a tomar, literalmente
-          Ehh…—--dijo nervioso y confuso— ¿Sabes quién fue la que me trajo a mi casa después de tu fiesta?
   Me puse pálida.
-          ¿Por qué crees que yo voy a saber?
-          Supongo que fuiste la ultima en irte no? Da igual
   Se subió al carro y arranco. Yo llegue con Borjas
-          No digas nada
-          No iba a decía nada—estaba aguantándose una risa
   Me medio moleste en medio broma medio no se entonces agarre el cigarro de su boca y lo tire al suelo, a un pequeño charco hecho de agua de las plantas que rodeaban el estacionamiento
-          ¡Hey!—vio mi cara—bueno, ¿traes tu lista?
-          Aquí—y puse mi dedo en la sien de mi cabeza
   Como la última vez no subimos al capo de su carro—un carro medio usado—y el saco un paquete de galletas de su bolsillo
-          ¿Quieres?—me ofrecí con la boca llena
-          No gracias—suspire
-          Fuiste tú la que lo llevo hasta su casa, ¿verdad?—me sonrió picaron, el ya estaba plácidamente acostado, recargándose en el parabrisas
   Bufe
-          Claro que no
-          Como digas
-          Bueno… Edith se lo llevo en su carro
-          Y tu hasta su cama
   Me sonroje
-          Ya te delataste y solita
-          Fue inevitable…yo solo lo quería dejar arrumbado pero se veía tan vulnerable y tierno
-          Uuuuuuuuuuuuuy, si súper tierno
   Me dio un ataque de risa
-          Solo dile lo que sientes
-          Esta con ella en estos mismos momentos y ¿tu quieres que le diga acerca de mis sentimientos? Aparte aunque me si quisiera, cuando estoy enfrente de el… no lo puedo evitar es como si todo el rencor y un cierto tipo de odio me invadieran
-          No es odio son celos
-          Te equivocas
   Me miro levantándome la ceja
-          Lo odio por la manera en que me mira, en que me habla. En que me trata
   Borjas callo, dándome chance de desahogarme y eso iba a hacer
-       Lo odio porque el llego a ganarse mi confianza cuando nadie más lo había logrado de la manera en que él lo hizo. Por la manera en que me consuela y lo bien y especial que me hace sentir cuando estoy con el, bajo el refugio del que fue mi mejor amigo.
   “Lo odio por la manera en que me escucha y me da los mejores consejos que nadie me ha dado jamás, la manera en que me agarra de la mano para hacerme notar que el esta hay. Lo odio porque él sabe que cuando me pongo de mal humor, sabe exactamente cual película necesito y cuáles son las palomitas que más me gustan y como me encantan: con limón chile y chamoy.
   “Lo odio porque se me su número de memoria, incluso aunque lo borre de mi lista y no le e hablando en meses. Lo odio porque me abraza justo en los momentos en que no quiero ser abrazada, pero necesito ser abrazada. También porque él sabe que aroma me pone de buen humor, y que música adoro, la que me hace bailar y la que me hace ganas de ir a fiestas.
   “Lo odio por la manera en que me cuida, siempre protector. Por su paciencia hacia conmigo cuando me ponía histérica cada vez que me llegaba un mal recuerdo a la cabeza. Por cada vez que me acompañaba cuando me pelaba con mi madre, y por darme refugio cuando esta me corría de la casa.
“Lo odio por ayudarme a estudiar Psicología y Química, por ayudarme con los exámenes, pasarme las respuestas por mensaje. Por aquella vez que condujo para reparar mi coche en pleno solazo y en avenida en hora pico. Por todas esas aventuras en los lugares públicos.
   “Lo odio porque lo quiero y no puedo tenerlo. Porque aun y con todo lo que hemos vivido el la sigue prefiriendo a ella. Y siento que me estoy derrumbando sin él. No pido que le haga de Romeo y me convierta en una Julieta. Solo pido que su presencia llegue a mi vida de nuevo, que todas las malas experiencias, las discusiones que hemos tenido últimamente desaparezcan de la historia, empezar desde cero. Lo extraño, más de lo pienso y más de lo quiero aceptar. Y me duele saber que no puedo hacer nada.
   Se formo un silencio, uno no incomodo
   Lo rompió cuando di un gran bufido diciendo no con la cabeza y evitando la mirada de Borjas
-          ¿Qué?—pregunto
-          Es solo que… es lo mas cursi y meloso que he dicho en toda mi vida—dije riendo entre dientes, algo avergonzada
-          Está bien—me sobo la mano—a veces tienes que decir algo cursi y meloso para desahogarte, ¿no?
   Asentí sonriéndole
-          Ahora cuéntame sobre ella
-          ¿Qué quieres que diga?—le volvió a dar un bocado a sus galletas
-          Si no quieres decirme, está bien
   Suspiro
-     Lo único que le reclamaría seria el enamorarme sabiendo que no me iba a corresponder. Pero eso tampoco es totalmente culpa suya, yo fui el que caí en la trampa
-          Pero fue ella quien la puso
-        Ella fue la cazadora y yo la presa… es así como funcionan las cosas y mientras no pueda hacer nada por cambiarlas tratare de ignorarlas para no dañarme y dejar que lleven su curso natural
   Me sorprendieron sus palabras… y ahora trataría de verlo como un consejo
-          Gracias Borjas
-          Cuando quieras chaparra. Solo dile como te sientes
-          No puedo, cuando estoy cerca de el recuerdo sus gritos y es como todos los sentimientos buenas se fueran y solo estuvieran los malos. El orgullo me gana, por eso siempre discutimos
-          Inténtalo, no te cobran por eso.
-          De acuerdo… Cambiemos de tema, ¿sí?

2 comentarios:

  1. OMG!!!!!!!!
    pobre Cari, se mira que realmente le gusta Sebastián y el Borjas no!!!! pobre con su amor no correspondido TT___TT aunque me agrado que le hiciera ver la verdad a sebastián, no importa si no la acepto al menos esta consiente ¬¬ por otro lado :O que pasara cuando finalmente Sebastián se de cuenta de los sentimientos de Cari?! ay dios espero que no la rechaze!
    plis publica pronto
    tu siempre fiel seguidora Compañera...
    besos
    cuidate

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  2. Me gusta mucho el capítulo, aunque no comente los leo. ¡Siguiente! ^^

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