lunes, 28 de mayo de 2012

Capitulo 24: Apunta y Dispara



-          Recuerda siempre viendo hacia tu blanco, brazos arriba; derechos
   Roberto camino muchos metros mientras ponía cuatro botellas de vidrio sobre una roca alta. Por mientras yo cargaba mi arma con más balas
   Cuando termine y vi para mis cuatro blancos observe a Roberto poner distancia para que no le cayera ningún vidrio y alzo el brazo con el pulgar arriba
  Como el me lo indico subí los brazos, divise mi punto.
   Las botellas estaban muy lejos así que solo veía puntos gruesos; algo era algo. Respire hondo y apreté el gatillo.
   No le di a la botella. Roberto torció la boca pero me hizo un gesto muy propio de el que significaba que estaba bien, que lo  volviera a intentar.
   Esta vez me concentre más. Subí un poco más los brazos, hasta hice caras para divisar bien el blanco. Me tome mas segundos para darme cuenta que tenia correctamente las coordenadas y volví a apretar el gatillo.
   Esta vez sí le di. Roberto exclamo mientras yo también festejaba.
   Las otra botella también le di pero a la cuarta no.
   Roberto se acerco corriendo hacia mí.
-          Para ser tu primera vez esta perfecto—me abrazo— ¿Quieres intentarlo otra vez?
-          Claro—reí— ¿Por qué no me enseñaste esto antes?
-          Estabas muy pequeña. Mira, considera esto uno de tus regalos de cumpleaños. Los quince no se cumplen dos veces en la vida.
-          ¿Regalos?—repetí.
-          Claro, ¿o que creías? Que mi princesa se la conformaría con uno—rio entre dientes—te lo mereces.
   Así fue hace dos años o mejor dicho… tres.
   Hoy era mi cumpleaños. 18 años. Y hace ya tres años, fue cuando Roberto me trajo a este lugar por primera vez a enseñarme a disparar. Lo mejor con él y ahora no estaba conmigo.
   Los chicos  no me daban señales de vida y yo aquí. No tenía ganas de nada. Faltaban todavía días para completarse la semana para dar mis razones a Borjas. La lista empezaba a agrandarse.
   Alex seguía sin ir a la preparatoria y a mí por cada hora me seguí importando menos.
   Ya era más de mediodía y en mi coche tenía muchos globos y regalos que recibí con una gran sonrisa y agradecimientos.
   Todo iba bien hasta que se me acerca Sebastián. Yo en su cumpleaños 18 hace menos de cuatro—antes de que fuera novio de Samanta—meses le hice una gran fiesta, hasta un pastel y mil cosas. Pero ahora así sin hablarnos y dolidos, aunque me regalara algo no se lo iba a aceptar
-          Carolina…—susurro al llegar a mi casillero
   Yo cerré este y di la vuelta, queriendo caminar hacia el otro lado. Digo queriendo porque no di ni un paso y me agarro del brazo y me volvió a voltear hacia el
   25. Su tacto
-          Déjame felicitarte y pedirte perdón
-          ¿Perdón? ¿Haber porque?
-          No te hagas
   Me cruce de brazos esperando
-          Da igual porque no me importa—me solté de su agarre
-          ¿Qué no te importa?
-          Si, ¿o que pensabas?
-          ¿No te importa que estemos peleados a tal punto de ni siquiera mirarnos?
   Nos miramos a los ojos, desafiantes
   26. Sus ojos
-           No—dije tajante
   Me fulmino con la mirada
-          No te creo, tu orgullo no puede conmigo
-          Piensa lo que quieras que ya te dije no me importa. Ni tú, ni tus palabras. Lo que me dijiste me va y viene—suspire—No me importas.
-          Bueno entonces gracias por informarme y ahorrarme las ganas de arreglar nuestros problemas. Muchas felicidades Cari—dijo en tono hipócrita—Y que cumplas muchos años más.
   Y ahora sentada en mi coche. Después de eso no pude muy y apenas pude quedarme a las demás clases pero lo soporte y llegando la hora de salida corrí hacia mi coche.
   Y eme aquí, en la pequeño rancho abandonado donde Roberto me trajo. Estaba algo lejos de la ciudad y así era mejor. Descansar un poco del mundo.
   Mis padres ni en cuenta con mi cumpleaños. De seguro y ni saben que es hoy. Me reí ante la ironía.
   Estire mi brazo y agarre mi pistola. La roca donde Roberto hace años puso las botellas todavía estaba firme y las botellas seguían hay porque el llevo demasiadas y practicamos por horas.
   Las puse todas en filas y me puse a una distancia aceptable.
   En una mano tenía mi pequeña pistola cargada y en la otra mi confiable botella de licor.
   La abrí, le di un trago grande y apunte.
   Le di a la mitad de un tiro. Le volví a dar tragos grandes y me senté en cuclillas. Desde abajo, le di a la otra mitad de botellas.
   Y me quede sin blancos. Solo seguí bebiendo.
    Me levante y comencé a disparar a lo loco. A los arboles, a las ramas. Al cielo, a las nubes. A todo
   Me detuve un poco y volví a darle tragos a mi botella. De reojo divise a un cuervo volar en círculos a unos metros de donde estaba.
   Sin pensarlo levante la pistola y dispare. El ave cayó desde el cielo y me sentí culpable de inmediato.
   “Nunca mates a un animal si no es para comértelo”
    Bien me lo había dicho Roberto, ahora tendré que comérmelo
    Y estas aves no son de comer pero ni modo. En realidad ya había comido cuervo antes. Me dirigí hacia el animal que cayó a varios metros de mí, todavía se movía. Le di el tiro de gracia y me agache junto a él.
   Le di otro trago y con él se fue toda mi dignidad. Edith ya había planeado para el viernes mi gran celebración en uno de los antros mas exclusivos de la cuidad con una reservación desde semanas. Lo bueno que era hasta el jueves porque ganas no tenia de nada.



   Tras dos horas de estar en el rancho. Tire la botella ya vacía y me dirigí hacia mi casa. Por suerte y no choque porque estaba ebria. Al llegar a mi casa, con el cuervo en una bolsa de plástico y globos y presentes a la otra vi que en el porche de la casa vecina estaban los dos enamorados.
   Sebastián y yo hicimos contacto visual por mucho tiempo y Samanta se llego a dar cuenta.  Le tomo el rosto y comenzó a besarlo y el y yo rompimos el contacto. Al llegar a la puerta y abrirla sin ganas me di cuenta que Sebastián tenía los ojos abiertos y seguía viéndome. Le cerré la puerta en la cara, literalmente.
   Deje todo en la entrada y me fui a la cocina donde se encontraba Lorena y Pepe; su novio. Salude a Pepe porque me caía increíblemente bien. De hecho nunca entendí como un muchacho tan agradable saliera con Lorena pero bueno.
   En la mesa saque el cuervo
-          ¿Qué es eso?—pregunto horrorizada mi hermana
-          Un cuervo—contesto su novio.
   Le sonreí a Lorena y comencé a despellejar el ave. El procedimiento me lo había explicado muchas veces Doña Piedad
-          ¿Qué estás haciendo?—pregunto asqueada
-          ¿No ves? Lo estoy despellejando
-          ¡¿Por qué?!
-          ¿Te lo vas a comer?—pregunto Pepe confundido
   Asentí
-          ¡Asquerosa!
-          ¿Por qué?—volvió a hablar Pepe
   Comencé a reír
-          Porque lo mate y a mí me enseñaron que animal que mates, animal que te comes
-          ¿Quién?
-          Mi padre
-          ¿Nuestro padre?—exclamo Lorena
-          Ah… perdón; el que yo considero mi padre
-          ¿Ese tal Roberto? ¿No murió?
   Le dedique mi mirada más fría a Lorena
-          No—dije tajante
   Ella comenzó a parlotear y Pepe al dedicarme una mirada, me sonrió, agarro la mano de Lorena y se la llevo. Le di una sonrisa de gracias y él me la regreso.
   Al día siguiente después de mi cena de ave y la escuela me encontraba plácidamente dormida en el sofá de la sala. Bueno no tanto dormida a punto de.
   Hoy era la fiesta que Edith me había organizado, hoy era viernes gracias a Dios. Alguien toco a la puerta.
   Me quede donde estaba pero en los próximos cinco minutos esa persona no dejaba en paz el timbre.
   Me pare a regañadientes y abrí la puerta con cara de perro
   Edith le dio un ataque de risa
-          Quita esa cara—entro— ¡Hoy es la fiesta!
-          Yupi—sonreí a la fuerza y me fui a la sala a volver a acostarme
-          ¿Quieres ver la lista de invitados?
En realidad… Me vale
No conteste
-          Lo bueno es que le dije a Alex desde antes porque en toda la semana no ah ido que irresponsable…
-          ¡Tú hiciste que!
   Me levante de golpe
-          Si, ¿Qué tiene?—pregunto confundida
   En realidad no podía culparla; ella no sabe nada. Las únicas personas que sabemos somos Alex, Sebastián y yo. Borjas me aclaro que Sebastián no le conto eso, y no me pregunto.
-          No, nada—me modere— ¿A quién más?—dije dudosa
-          Pues a todos los que conocemos y haber… a unos que solo tú los conoces. Lucas, el papacito ricachón—Edith rio entre dientes—Sergio. Sebastián no podía faltar
    Ijuesuuuuuu… tranquila Carolina; ella no sabe nada
-          Sin Samanta claro que le dije—dijo Edith al ver mi cara, trate de fingir que me relajaba con esa información.
-          Qué bien…--voltee la cara para otra parte para ocultar mi miedo.
   Sería una fiesta muy interesante, y sobre todo para mis nervios
-          ¿Quieres que me arregle aquí contigo?
-          No—dije rápido—no hace falta, quiero sorprender a todos en mi fiesta hasta a ti—le sonreí
-          De acuerdo. Pasare por ti a las ocho en la camioneta porque llevare a varios. Acuérdate que el antro es algo… como decirlo—se quedo pensando—de dinero van muchos pues así que te arreglas bien no como siempre lo haces para ir a tus fiestas en bosques
   Me eche a reír. Mi mejor amiga se levanto y se fue de mi casa. Yo subí las escaleras, llegue a la habitación de mis padres, agarre una almohada y grite.
   Grite demasiado fuerte, como nunca.
   Y ahora tenía que prepararme psicológicamente para esa fiesta donde iban a estar todos los pretendientes que Sebastián me echo en cara, el propio Sebastián y el que más me preocupada; Alex

1 comentario:

  1. me encanto!!!!!
    jajajaja lo del cuervo fue epico! xD pobre Caro se siente mas sola que nunca en su cumple y como culparla?! el amor de su vida casi la llamo zorra(aunque lo dijo indirectamente) su padre(Roberto) esta desaparecido sus amigos(los verdaderos) estan distantes que malo, y Sebástian.......puff!
    plis publica pronto
    besos
    cuidate ;)

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